jueves, 22 de mayo de 2014

"Por mí y por todos mis amigos"


Si ayer a eso de las cuatro de la tarde alguien me hubiera pinchado, no me habría salido sangre; ¿la razón? La sentencia más injusta que he leído en mi vida. Es cierto que soy joven, que no llevo mucho de práctica, que soy una idealista, pero creía que habíamos superado el caciquismo, el tiempo en el que ser amigo de marcaba la diferencia. ¡Qué equivocación más grande! No me enorgullece decirlo, pero me vine abajo: durante un instante pensé que nada de todo esto merecía la pena. Después, reaccioné -he de reconocer que hizo falta una conversación con mi hermana para recordar que es precisamente por estas cosas por las que estudié Derecho-.

No os puedo contar qué ha ocurrido, pero simplemente porque esto no acaba aquí, qué va, sólo acaba de empezar. Lo hago por mí, pero también por quienes vengan detrás: nuestra sociedad es cosa de todos y no podemos acobardarnos, "hemos de luchar con las armas que el Estado de Derecho nos otorga". Pues en eso estoy: no soy nadie, una más del montón, pero no voy a sentarme y rezar por que las cosas cambien solas, "la historia confirma que el mundo no es de quienes esperan, sino de quienes se implican en el cambio".

Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario