jueves, 26 de febrero de 2015

El interrogatorio o "cómo diagnosticar lupus"


Trae causa de: esta mañana, 26 de febrero de 2015, he asistido a una jornada en el ICATF sobre "el interrogatorio" impartida por Jordi Estalella del Pino

¿Por qué el diagnóstico médico?, os preguntaréis. Pues porque con mucho sentido del humor (ha conseguido mantenernos atentos durante las tres horas que ha durado el curso), y usando como ejemplo al protagonista que da nombre a la serie de televisión "House", nos ha ofrecido una serie de herramientas para obtener del interrogatorio (en sentido amplio, tanto de parte como de testigos) la información que nos interesa, además de para intentar dominarlo en la medida de lo posible. 

Y es que si algo podemos copiar de este irreverente médico es su forma de "interrogar" a sus pacientes para obtener la información necesaria a fin de proceder a un buen diagnóstico. Los abogados, salvando las diferencias, hemos de hacer lo mismo, pues una información errónea (del propio cliente en la preparación del procedimiento o de un testigo en el acto de la vista) puede conllevar desastrosas consecuencias.

Decía Jordi -parece una tontería, pero al ser un "compañero" una se siente en el derecho de tratarlo con menos formalidad, además del tono cercano que ha mantenido durante todo el curso- que el hecho de que los abogados tiendan a proponer demasiados testigos obedece, normalmente, a dos razones:
  • una escalada bélica entre las partes a fin de ocupar una posición, al menos, de "igualdad de armas";
  • el temor al cliente: muchos abogados no asumen realmente la dirección técnica del pleito, descargando la responsabilidad en el cliente (bien por exceso o por defecto, "si pierdo, que no sea por no presentar al testigo que me había recomendado aunque no lo crea necesario").
Así que nos ha retado a hacer lo que él ha llamado "el viaje de House", porque dentro de todos nosotros hay un House dispuesto a salir. Os animo a que lo hagáis conmigo.

Pero antes de entrar en materia, ¿quién es Jordi Estalella? Según la descripción que hace de sí mismo en su página web, parece una persona polifacética, pero puedo atestiguar de primera mano que es buen comunicador y cercano. Según explica en su última publicación en el blog, ha abandonado la abogacía, por su falta de "vocación".

"Entiendo la vocación como la "llamada por encantamiento" que describía Julián Marías, una voz irresistible que atrae hacia la realización de un fin o cometido. Nunca he sentido, a mi pesar, esa predestinación y admiro a los profesionales que trabajan en la consecución de logros inspirados por aquella vocatio. El caso es que me siento atraído por las más variadas disciplinas y la filosofía, historia, economía, ciencia o psicología podrían satisfacer mi curiosidad intelectual y el aprendizaje constante y sistemático de sus principios rectores y la aplicación de las técnicas propias de cualquiera de esas disciplinas devenir mi profesión. Volviendo a la descripción del discípulo de Ortega, quizás es lo mío un caso de múltiples vocaciones".
Sólo cabe desearle mucha suerte y felicidad en esta nueva etapa que comienza.

¿En qué consiste, pues, el "viaje de House"? Hemos de diferenciar tres bloques:
  1. Estrategia.
  2. Preparación de los testigos.
  3. Interrogando -en gerundio-.
I. ESTRATEGIA.-

En este punto nos detenemos en tres preguntas: ¿por qué?, ¿qué? y ¿quién?. Las dos primeras se definen en función de "los objetivos" (tendremos que determinar cuáles son y cómo llegar a ellos) y la tercera en función de la fiabilidad de los testigos.

A) Qué preguntas hacer. 

A este interrogante se responde mediante dos procedimientos:
  • Preparando el interrogatorio.
  • Preparando el informe final.
Nos animaba Jordi a utilizar éste último ya que es el que dibuja una visión general, un mapa que nos permite contrastar los hechos con las preguntas. En todo caso, una preparación eficaz de un interrogatorio incluiría la definición de 4 ó 5 hechos básicos que hemos de probar  (el esqueleto de un juicio). Y es que, según nos decía, "el 30% de las preguntas sobran en un interrogatorio". ¿Y eso qué provoca? Que aburramos al "tercero imparcial" y, ya lo decía Cicerón en su obra "Bruto", hay que excitar las pasiones de su Señoría. ¿Cuál es la mayor pasión de un Juez actualmente? El tiempo. Propongámonos no aburrir al Juez con preguntas impertinentes, que no llevan a ningún sitio. Y para ello es indispensable haber definido nuestro objetivo. Procuremos enfocarnos, porque mientras los abogados somos bombillas que dispersamos la luz, lo que un juez quiere es un láser.


HECHOS A PROBAR
PREGUNTAS
Hecho 1
-     P1
-     P2
Hecho 2
-     P1
-     Pn

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INCISO: la síntesis es el antídoto de la memoria -y no nos referimos a la "mala memoria", sino al funcionamiento normal de la misma- (también la del Juez), nos decía Jordi, porque no podemos atender a una explicación y pensar sobre ello a la vez que recordamos lo que hemos escuchado anteriormente: cuanta más información demos, más se perderán las ideas principales. De ahí la importancia de identificar los hechos principales (también nos servirá a nosotros a la hora de seguir el hilo conductor, por supuesto).
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B) Selección de testigos.

Para este importante aspecto, Jordi nos ha planteado un "test" que debería superar un testigo para que nos planteemos proponerlo en un procedimiento:


PREGUNTA GUÍA
PUNTOS
1º) ¿Es un testigo directo? (vs. testigo de referencia)
1
2º) ¿Puede acreditar hechos concretos? ¿Cuáles?
0
3º) ¿Me perjudica si no presta declaración? ¿En qué?
0
4º) ¿Está libre de compromisos?
1
5º) ¿Carece de puntos débiles? ¿Cuáles son?*
1
ÍNDICE DE FIABILIDAD
3


* Los "puntos débiles" de un testigo son la comunicación (atenderemos a su fluidez) y su credibilidad (a la percepción de credibilidad).

Para "superar" el test, los testigos deberían sacar al menos un 3, pero siempre hemos de preguntarnos, si existen otros medios de prueba que acrediten el hecho que el testigo puede probar, si me perjudicará que no preste declaración, porque si no es así, posiblemente sea prescindible. No debemos introducir medios probatorios que puedan desvirtuar un hecho que queda probado por un documento auténtico, por ejemplo.


II. Preparación de los testigos. 

Hay que comprender cómo funciona la memoria para saber cómo conseguir extraer información a una persona. No será nuevo para vosotros, como tampoco lo es para mí, el hecho de que las personas al codificar la información lo hacemos con nuestros propios filtros (creencias y prejuicios). Es lo que se llama "errores de codificación". Además, cada vez que una persona "recupera" ese recuerdo, lo modifica y guarda una versión distinta. Los abogados no podemos influir en esa primera codificación del recuerdo, pero sí en la recuperación (tanto positiva como negativamente). Y es que, ¿qué es una pregunta? Sí, es la unidad mínima con la que construimos nuestro interrogatorio, pero una pregunta es un estímulo audiovisual. Según la forma en la que las planteemos podremos influir -estimular- al interrogado.

A) Obtención de información. 

Muchas veces cometemos errores en la petición de información desde la primera entrevista (ya sea el cliente o un testigo). Una petición correcta de información consistiría en un relato libre por parte de nuestro interlocutor, en el que nosotros podríamos participar mediante preguntas abiertas (ya se explicará más adelante qué son) o con fórmulas tipo "perdone, a ver si le he entendido bien, ha dicho que...". Es muy importante no realizar preguntas cerradas ni cortar el hilo narrativo del relato pues puede ser que el cliente/testigo intente adaptar la respuesta en un mecanismo inconsciente de aceptación o que con la interrupción se deje algún dato importante. 

Así pues, hagamos nuestro el proverbio que dice: "el gran Arquitecto del Universo hizo al hombre con dos orejas y una boca, para que escuche el doble de lo que habla". Y respetemos los silencios, que muchas veces son necesarios para realizar conexiones, recuperar datos, establecer ideas...

B) Orientar y condicionar.

Hemos de tener en cuenta las siguientes ideas:
  1. Auto-aprendizaje (vs. aprendizaje). No hemos de sustituir el relato del cliente/testigo por nuestro relato. Podremos realizar un condicionamiento positivo, enfatizando algunos hechos sobre otros, pero el cliente/testigo ha de declarar sobre lo que ha auto-aprendido (su versión de los hechos), no sobre una versión distinta que tenga que aprender. Por eso el mejor testigo es siempre el que dice la verdad.
  2. "Tentetieso" (o boomerang). Establezcamos coordenadas de espacio-tiempo a las que el testigo pueda recurrir si en el acto del juicio se pone nervioso o pierde el hilo ("usted cuéntelo tal como me lo ha contado hoy a mí"; "si se pone nervioso, vuelva a lo que me ha contado hoy aquí"). En momentos de estrés las personas recurren a lo gráfico, a lo simple.
  3. Noes y síes. Hay dos cosas que nunca se deben hacer: enfrentarse a alguien en el acto del juicio (ya sea el Juez o el abogado contrario) y mirar al abogado propio. Y en el lado contrario, hay dos cosas que siempre hay que hacer: contestar verazmente a las preguntas fáciles, pues tienen un efecto higiénico (mientras que mentir sólo minará la credibilidad del testigo) y que ante una duda siempre hay que solicitar que te repitan la pregunta. Parecen perogrulladas, pero es necesario explicárselo a un cliente/testigo.
  4. Explicación del escenario, la obra y los autores. Es necesario "avanzar expectativas". No debemos colocar a un testigo en una situación desconocida, que sólo puede incrementar su nerviosismo. Hacerle una composición de cómo es la sala, dónde debe sentarse, a quién se va a encontrar, cuál va a ser el orden de intervención... 
  5. Encontrar su dirección de motivación. Aquí hay que tener un cuidado especial con los testigos demasiado motivados (compañeros de trabajo, amigos, etc.). Han de tener en cuenta que la relación de amistad no implica un interés especial en el resultado del pleito (evitemos respuestas).
III. INTERROGANDO.

A) Tipos de preguntas. 

Encontramos tres tipos de preguntas:
  • Preguntas abiertas. Comienzan por un pronombre interrogativo y con ellas nos exponemos a una respuesta abierta. Son útiles al comienzo de un interrogatorio (preguntas paracaídas), para obtener información de contraste y datos periféricos. Este tipo de preguntas dan más tiempo de respuesta al interrogado.
  • Preguntas cerradas. Son aquellas que ofrecen un número finito de respuestas. Las mejores son las tipo binomio (sí/no - frío/caliente - alto/bajo). Nosotros definimos el abanico de respuestas y hemos de utilizarlas cuando queramos obtener un compromiso del testigo. Ese compromiso puede coincidir o no con el que nosotros buscábamos, pero puede contrastarse con otros medios de prueba o las declaraciones de otros testigos, evidenciando una falta de coherencia. Y es que un interrogatorio realista es aquel en el que conseguimos minar la credibilidad de un testigo propuesto por la parte contraria. Este tipo de preguntas someten al interrogado a un mayor estrés puesto que el tiempo de reacción que tiene es menor.
  • Preguntas sugestivas. Con ellas se busca una información subuyacente. Pueden ser útiles, pero con frecuencia el juez no capta el objetivo de las mismas y puede calificarlas de inoportunas. Siempre podemos explicar cuál es ese objetivo.
B) Sintaxis.

Hemos de utilizar en nuestras preguntas una sintaxis fácil, simple, pues las preguntas complejas, en las que utilizas relativos, oraciones subordinadas u otras fórmulas gramaticales complejas dan más tiempo al testigo y terminan "liando al juez".

No es conveniente utilizar partículas como "puede recordar", pues el interrogado tiende a utilizar en sus respuestas las mismas perífrasis utilizadas en las preguntas, consiguiendo dominar el interrogatorio.

C) Orden.

Existen, básicamente, dos métodos a la hora de realizar un interrogatorio: el cronológico y el material. Si utilizamos preguntas encadenadas, el interrogado puede prever las siguientes y le estaremos otorgando mayor seguridad y tiempo de reacción (hemos de tener en cuenta que el abogado contrario, que utiliza el mismo método, habrá preparado a su testigo -avanzando expectativas-). Es por ello útil hacer "saltos" en el tiempo o en la materia (teniendo siempre definidos los objetivos).

D) Fases.

Existen tres fases en un interrogatorio: la extracción (utilizaremos preguntas abiertas), el cierre (utilizaremos preguntas cerradas) y la refutación.

E) Respuestas y defensa.


RESPUESTA
DEFENSA
Contraria
-       Confrontarla.
-       Evidenciarla.
Anclaje
(no sé, no recuerdo,
no estoy seguro)
-       Evitar sugerirla.
-       Dudar de su capacidad.
-       Postergarla.
Evasiva
(hace tanto tiempo,
eran “trabajillos”)
-       Centrar la pregunta.
-       Requerir un sí o un no.
Su historia
-       Recuperar el control.
-       Centrar la pregunta.

F) Ayudando al interrogado.

Cuando nuestro interrogado está "metiendo la pata" tenemos varias opciones, dependiendo de quién esté realizando las preguntas:
  • Si somos nosotros, utilizaremos la técnica del SOS: sonreír para que se tranquilice y aportarle seguridad; orientarle mediante preguntas cerradas; suspender el interrogatorio si no nos conduce a nuestro objetivo.
  • Si quien pregunta es el abogado contrario o el juez, sólo tenemos una opción: interrumpir. Habremos de buscar y defender un argumento que nos permita la interrupción del interrogatorio y con ello el bucle en el que se haya visto envuelto nuestro cliente/testigo.
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Hasta aquí un resumen de lo que ha sido una brillante exposición de cómo realizar un interrogatorio, salpicado de humor, risas, anécdotas y ejercicios. Recordad que yo soy testigo directo, vosotros de referencia y mis recuerdos están codificados según mis creencias y mis prejuicios, así que nunca podrá ser un fiel reflejo de las palabras de Jordi Estalella. No pretende serlo tampoco. Podéis acudir directamente a "la fuente", pues tiene publicado un libro: "El abogado eficaz". 

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